Cuando el 4 de abril se celebre en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York la ceremonia de entrega del Pritzker 2016, Alejandro Aravena entrará en la historia de la arquitectura como el primer chileno que reciba el máximo galardón al que puede aspirar un arquitecto.
Con su reciente nombramiento Aravena se ha convertido también en el cuarto arquitecto de un país latinoamericano que recibe el Pritzker. Los anteriores galardonados de esta región fueron Barragán (1980), Oscar Niemeyer (1988) y Paulo Mendes da Rocha (2006).
Entre los argumentos que llevaron a su elección se menciona que Aravena logra como nadie abordar los desafíos clave del siglo XXI. A través de sus obras demuestra que se puede mejorar la vida de los menos privilegiados, mitigar los efectos de desastres naturales, reducir el consumo de energía y a la vez crear espacios públicos acogedores. También destacaron que ha demostrado excelencia arquitectónica en diversos campos. Ha realizado desde la construcción de viviendas unifamiliares hasta grandes edificios públicos, tanto en su país como en el extranjero.
Entre sus obras destacadas en su país natal se encuentran la Universidad Católica de Chile (UC), incluyendo el Centro de Innovación UC - Anacleto Angelini (2014), las Torres Siamesas (2005), la Escuela de Medicina (2004), la Escuela de Arquitectura (2004), y la Escuela de Matemáticas (1999). Se trata de edificios energéticamente eficientes que responden al clima de la región con innovadoras y eficientes fachadas y plantas que aprovechan la luz natural. En la actualidad está construyendo para la empresa farmacéutica Novartis un edificio de oficinas en Shanghai.
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