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�� EFICIENCIA ENERGÉTICA LOGRAR LA EFICIENCIA ENERGÉTICA Las oficinas corporativas de Microsoft en Santiago de Chile demuestran que el diseño pasivo y la eficiencia energética no son un lujo y no significan una construcción más cara. Clara Martínez Turco En 2014, Microsoft trasladó sus oficinas chilenas de un edificio de clase A al edificio White, situado en una intersección de la Avenida Vitacura, en la zona este de Santiago. Al anunciar el cambio, tras la firma de un contrato de arrendamiento de 10 años, la multinacional tecnológica comentó que sus nuevas oficinas tendrían “los más altos estándares en términos de eficiencia energética y sostenibilidad”. La construcción del edificio de varias plantas no se acabó hasta noviembre de 2013. La promotora quería un edificio que ofreciera unas oficinas para alquilar de alta calidad y alta eficiencia energética con un confort térmico y lumínico a niveles equivalentes a los ofrecidos por oficinas comparables sin tales cualidades. “El propietario pidió un edificio clase B con las características de uno de clase A. También debía tener la certificación LEED® más alta posible al menor costo”, comenta Pablo Larraín, arquitecto principal y socio de BL Arquitectos Asociados. Para lograr esto en una ciudad donde la mayoría de los edificios de oficinas están hechos de cristal, la clave fue concentrarse en la fachada. Valiosas Simulaciones En una fase muy temprana del proyecto, teniendo como objetivo una certificación LEED®, el dueño del edificio White contrató al arquitecto Esteban Undurraga, coordinador LEED AP® BD+C y socio director de Minus S.A., una consultoría de edificios ecológicos, para llevar a cabo los estudios de diseño pasivo y eficiencia energética. Para optimizar el revestimiento del edificio, se ejecutaron numerosos modelos bioclimáticos y simulaciones térmicas dinámicas. Éstos incluyeron la comparación de las demandas de calefacción y refrigeración basadas en la integración de diferentes tecnologías y conjuntos de materiales de revestimiento. “La diferencia en la demanda de energía potencial que encontramos, entre un edificio con una fachada de doble cristal no aislado (DVH) y uno con un aislamiento de 3 cm en paredes opacas y una reducción significativa en el parámetro de la radiación solar directa que impacta sobre el cristal, nos llevó a decidir inmediatamente sobre la necesidad de tener una segunda piel,” comenta Undurraga. Según el análisis, las demandas térmicas anuales de calefacción y refrigeración oscilarían entre 906 MWh y 390 MWh. Mediante la introducción de un ventilador de recuperación de calor (HRV), 52 • JUN|AGO 16 ECOCONSTRUCCIÓN


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