Las inundaciones y episodios de agua persistente se han convertido en un desafío creciente para las infraestructuras urbanas e industriales. En zonas costeras, portuarias o próximas al agua, el aumento de las precipitaciones intensas y del nivel del mar está sometiendo a prueba los sistemas convencionales de alumbrado. Sin embargo, en estos entornos, la iluminación es esencial para garantizar la seguridad, la movilidad y la operatividad de espacios donde transitan personas, vehículos o se desarrollan tareas industriales.
El agua representa un enemigo natural de los sistemas eléctricos. La humedad, la corrosión y los cortocircuitos hacen que los métodos tradicionales de iluminación resulten ineficaces o peligrosos en condiciones de inundación. ¿Cómo garantizar entonces una iluminación segura y continua en entornos donde el agua es inevitable?
En las zonas inundables, los riesgos eléctricos, la corrosión de materiales y la dificultad de mantenimiento se convierten en problemas cotidianos. Los sistemas tradicionales, basados en conexiones cableadas, resultan muy vulnerables. El agua puede penetrar en los elementos de la instalación, provocando derivaciones a tierra y fallos que comprometen la seguridad de las personas.
Además, la corrosión derivada de la humedad constante o del aire salino en entornos costeros deteriora progresivamente las carcasas metálicas, los sellos de protección y los encapsulados de las luminarias. Incluso los equipos con grado de protección IP elevado sufren fugas con el tiempo, especialmente en presencia de presión hidráulica o inmersión prolongada.
El mantenimiento también es complejo: una luminaria dañada no puede sustituirse hasta que el agua se retire o mediante equipos especializados, lo que encarece la operación y alarga la inactividad. Mientras tanto, la falta de luz incrementa los riesgos para peatones, conductores o personal portuario.
En muelles y paseos marítimos, estos problemas se hacen evidentes: oxidación, fallos por filtraciones y niveles lumínicos irregulares confirman la necesidad de un cambio tecnológico.
Las soluciones convencionales siguen siendo insuficientes en contextos de inundación. Los sistemas cableados, por más protegidos que estén, conservan puntos de vulnerabilidad inevitables: empalmes, conectores o derivaciones expuestas. Estos elementos, al entrar en contacto con el agua, son el origen de la mayoría de fallos eléctricos.
Los postes tradicionales requieren cimentaciones estables y acceso para mantenimiento, algo inviable en terrenos blandos o inundables. Además, la dependencia de la red eléctrica convierte al sistema en frágil. Basta un tramo corroído o una caja inundada para dejar sin servicio un área completa.
También existen soluciones “a prueba de agua”, pero la mayoría solo resisten humedad o salpicaduras, no inmersión ni entornos anegados.
Ante esta realidad, existe una tecnología alternativa radicalmente distinta: luminarias inalámbricas alimentadas por inducción electromagnética, bajo la tecnología Wireless/Contactless Lamps (WCL). La idea es simple en concepto, pero profunda en sus implicaciones: eliminar el contacto eléctrico directo entre la fuente de energía y la luminaria.
El sistema se basa en un cable soterrado que actúa como transmisor de energía. Las luminarias no se conectan físicamente a ese cable; basta su proximidad para recibir la corriente mediante inducción magnética, igual que la carga inalámbrica de un móvil, pero adaptada a la potencia del alumbrado público.
Desarrollado y patentado bajo la denominación CPC (Cable Powering Contactless), este sistema suprime los empalmes expuestos y elimina el riesgo de cortocircuitos. Las luminarias están completamente selladas en resina o en materiales encapsulantes de alta resistencia, alcanzando el máximo grado de estanqueidad IP. Pueden operar incluso sumergidas durante largos periodos sin degradación ni pérdida de rendimiento.
La instalación del sistema es igualmente sencilla. Basta con instalar el cable bajo el pavimento, dentro de una pared o en una ranura protegida allí donde colocaremos las luminarias. El cable irá conectado a un generador de inducción de baja tensión, y se “hará la magia”. No existen derivaciones ni cajas de empalme. En caso de avería, una luminaria puede sustituirse de forma segura, rápida y sin riesgo eléctrico, incluso si la zona está anegada.
La luminaria inalámbrica no incorpora apenas componentes electrónicos en su interior, con lo que se reducen las pérdidas energéticas y los puntos de fallo, aumentando su eficiencia global y su vida útil. Además, la seguridad eléctrica es total, al trabajar con tensiones bajas y sin contactos metálicos expuestos.
En la práctica, este sistema permite alumbrar espacios sumergidos o intermitentemente inundados de manera continua, sin riesgo y con un mantenimiento mínimo. Es una solución diseñada con un enfoque específico para entornos hostiles.
Esta tecnología ya está en funcionamiento con muy buenos resultados. Varios municipios costeros de Bizkaia, como Getxo, Ea, Lekeitio o Elantxobe, han instalado estas luminarias inalámbricas en paseos marítimos, calles y muelles. Áreas sometidas frecuentemente a mareas, humedad salina y/o temporales, que han corroborado la fiabilidad del sistema.
También se ha implantado en otros escenarios especialmente sensibles al agua. En El Robledal de Derio (Bizkaia) y en la zona peatonal de Zamudio (Bizkaia), sobre superficies expuestas a humedad constante. En el puerto de Elantxobe, donde el contacto directo con el agua marina pone a prueba cualquier sistema, e incluso en una fuente decorativa en Cala Millor (Mallorca).
Los resultados son concluyentes: ninguna incidencia eléctrica registrada por filtraciones o cortocircuitos, funcionamiento continuo incluso durante temporales y reducción de los costes de mantenimiento. Los equipos mantienen su integridad física sin señales de corrosión ni degradación de encapsulados, incluso después de varios ciclos de inundación y exposición directa al agua salada.
La Dirección de Puertos del Gobierno Vasco, tras los buenos resultados de las primeras instalaciones, ha comenzado a prescribir esta tecnología en los proyectos de renovación de alumbrado de muelles y diques. Esto supone un reconocimiento institucional a una tecnología local concebida específicamente para resistir condiciones extremas.
Desde el punto de vista operativo, las ventajas son claras. No hay cortes de suministro por fallos eléctricos, el mantenimiento se realiza sin riesgos y la reposición de una luminaria dañada no afecta al resto del sistema. También se constata una mayor eficiencia energética, al reducirse pérdidas internas y optimizarse el rendimiento lumínico. Por ello, esta tecnología se está consolidando como una alternativa de referencia en entornos donde la fiabilidad y la seguridad son prioritarias.
Esta tecnología inalámbrica por inducción abre un amplio campo de aplicaciones en la iluminación urbana. Su capacidad para resistir ambientes agresivos y simplificar el mantenimiento la convierte en una solución idónea para espacios públicos, paseos marítimos, túneles, aparcamientos, zonas verdes, entornos industriales, etc.
Más allá de los resultados inmediatos, esta innovación apunta hacia un objetivo mayor: diseñar infraestructuras resilientes frente a los efectos del cambio climático. Las ciudades costeras y los entornos fluviales requerirán sistemas de iluminación capaces de funcionar bajo condiciones extremas, con mínimo mantenimiento y máxima seguridad para las personas.
En entornos urbanos cada vez más expuestos al agua, iluminar sin cables y sin riesgo eléctrico representa un cambio de paradigma en el que la iluminación es un activo para construir ciudades más inteligentes.
| Nombre | Santos Laserna |
|---|---|
| Empresa | Teslec |
| Cargo | CEO |
| Biografía | |
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