Hay que tener en cuenta que más del 50% del parque edificado en España es anterior al año 1980 y más del 20% supera los 50 años, lo que significa que se construyeron antes de la norma básica de edificación NBE-CT-79 sobre condiciones térmicas de los edificios, primera normativa que marcaba unos criterios mínimos de eficiencia energética. Por tanto, el potencial de ahorro energético en nuestro país es muy importante.
Las actuaciones que deben llevarse a cabo han de estar dirigidas tanto a la envolvente como a las instalaciones térmicas del edificio. Y en este contexto, un buen aislamiento térmico de las fachadas y cubiertas reducen considerablemente el consumo energético. Es precisamente a través de los puentes térmicos que suelen darse las mayores pérdidas de energía, además de provocar humedades, condensaciones, etc.
A la hora de afrontar un proyecto de rehabilitación de un edificio es imprescindible realizar una auditoría energética donde se pueda comprobar en que situación se encuentra el edificio y sus instalaciones desde un punto de vista de eficiencia energética.
Con esta auditoría se analiza el consumo, la eficiencia de las instalaciones y cómo se comporta la envolvente térmica del edificio.
Para llevar a cabo esta tarea es necesario medir con aparatos y equipos específicos que muestren la situación real del edificio y sus instalaciones, y que sirva de primer paso para afrontar las posibles acciones.
Cámaras termográficas
Con este tipo de instrumentación se mide la radiación infrarroja, convirtiendo los datos medidos en imágenes, donde cada color representa una temperatura superficial. A partir de las imágenes obtenidas se analizan los gradientes de temperatura en las superficies medidas, así como las variaciones de temperatura en procesos.
Por tanto, es una herramienta idónea para comprobar el estado de la envolvente de los edificios, detectando posibles puentes térmicos, falta de aislamiento térmico en determinadas zonas, infiltraciones de aire en la envolvente térmica del edificio, e incluso para detectar pérdidas de calor o frío en conductos, comprobar el funcionamiento del suelo radiante o fugas de manera no invasiva.
Para realizar una buena intervención, es fundamental contar con equipos de calidad que aseguren la veracidad de los resultados para poder actuar en consecuencia.
¿Qué debemos tener en cuenta a la hora de elegir una cámara termográfica?
A la hora de decidirse por una cámara termográfica, hay que tener en cuenta cuatro parámetros imprescindibles:
Partiendo de esta base, existen diferentes categorías, dependiendo del uso que se le vaya a dar. No obstante, elegir un buen equipo con las mayores prestaciones facilita el trabajo y garantiza una correcta recopilación de datos.
Hoy en día existen en el mercado cámaras termográficas de gran resolución y alta sensibilidad térmica que permiten, incluso la grabación de voz.
La cámara termográfica testo 883 ha sido diseñada especialmente para el mercado de la eficiencia energética, la calidad de imagen con resolución IR de 320 x 240 píxeles (640 x 480 píxeles con tecnología testo SuperResolution) y la sensibilidad térmica < 0,04 °C, la convierten en la mejor herramienta para el auditor energético.
Algunas de las otras funcionalidades destacadas de esta cámara serían el enfoque manual y objetivos intercambiables, el software de análisis gratuito para la creación de informes profesionales, el reconocimiento de situación de medición con gestión automática de imágenes y la App para el análisis y la creación de informes de medición in situ. Permite conectar el termohigrómetro testo 605i (que facilita la detección del riesgo de condensación) y la pinza amperimétrica testo 770-3.
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