Hoy en día, todos los actores implicados de una u otra forma en la gestión de inmuebles para uso colectivo, ya sean oficinas, centros comerciales, instalaciones educativas, sanitarias o de ocio, entre otras, coincidimos en que la implantación de un BMS en el edificio es imprescindible para gestionarlo de manera eficiente, con acceso a toda la información y parámetros que permiten ajustar los consumos –y los costes- a las necesidades reales en cada momento.
En ese sentido, tendemos a descargar el peso del sistema sobre la plataforma, sin darnos cuenta de que son ventanas interactivas que funcionan, en gran medida, gracias a la bondad de sus algoritmos, pero también a los parámetros que facilitan los sensores. Por ello, es necesario contar con dispositivos fiables para recabar los datos, si queremos que realmente el sistema funcione con eficiencia y fiabilidad.
En este sentido, los sistemas de ventilación y climatización del edificio, troncales para el BMS de un edificio, se han convertido, especialmente después de la pandemia, en prioritarios. Cuidar de la calidad del aire interior que respiramos ya no es una opción, sino una obligación para fidelizar a los ocupantes y empleados, cuidando su salud, lo que minimiza el absentismo y mejora la productividad. Para ello, se adoptan muchas veces sistemas de monitorización de la calidad del aire para la gestión de la ventilación del edificio, persiguiendo buscar un justo medio entre salud y consumos, pero las sondas estándar del primitivo sistema de ventilación no suelen abarcar toda la gama de mediciones que requieren esas plataformas, y la selección de los nuevos sensores no debe hacerse a la ligera.
En primer lugar, es necesario contar con plataformas de monitorización de la calidad del aire especializadas, pero también, y sobre todo, con sondas multiparamétricas que aporten más datos, algo necesario para facilitar una medición y análisis adecuados. Emplear sensores muy básicos y de calidad inferior puede ser contraproducente e incluso peligroso, ya que ese tipo de dispositivos económicos pueden proporcionar menos datos, además de inexactos y engañosos, que desembocan en diagnósticos erróneos sobre la calidad del aire y, por ende, en una toma de decisiones equivocada respecto a la salud pública y el bienestar de los ocupantes. Por lo tanto, es fundamental comprender los riesgos vinculados al uso de sensores de baja calidad y evaluar las consecuencias a largo plazo de depender de herramientas que no satisfacen los estándares de precisión y fiabilidad necesarios para una evaluación adecuada de la calidad del aire.
Por poner un ejemplo claro de mediciones más estándar, una presencia baja de CO2 en un espacio interior no es garantía por si misma de que la calidad del aire sea la adecuada. El aire puede contener diversos contaminantes y aún mostrar niveles bajos de CO2. Por ello, en lugar de limitarse a monitores de CO2, es esencial implementar un sistema exhaustivo que evalúe todos los parámetros pertinentes de la calidad del aire, de acuerdo con las normas y estándares de certificación actuales. Es reconocido a escala internacional que en el aire interior se deben medir parámetros como las partículas en suspensión, los compuestos volátiles orgánicos, el formaldehido, el ozono, o el monóxido de carbono, entre otros, ya que todos estos parámetros afectan directamente la salud de los ocupantes, por lo cual, tal y como indicábamos, la selección de sondas multiparamétricas es esencial.
Asimismo, es importante tener en cuenta que ciertos sensores no cuentan con la sensibilidad requerida, mostrando lecturas constantes durante días, con mínimas variaciones, a pesar de que es sabido que el movimiento de personas dentro de un espacio siempre provocará, sí o sí, fluctuaciones de los niveles de CO2, que deberían ser visibles. Por este motivo, es vital emplear algoritmos avanzados que recaben datos que permitan reflejar la exposición acumulada a los contaminantes, conforme a las regulaciones y estándares vigentes, y que son fundamentales para establecer la ocupación real del edificio en cada momento y ajustar así los parámetros de ventilación necesarios en cada área, algo vital también para preservar la eficiencia energética del edificio.
Por lo tanto, los sensores de partículas de bajo costo, aunque son económicos y accesibles, frecuentemente no recaban los datos óptimos para el sistema, ya que tienen problemas significativos de precisión, repetibilidad y exactitud. Suelen ser imprecisos porque sus mediciones en tiempo real no generan datos relevantes ni oportunos; así mismo, adolecen de una repetibilidad adecuada –aunque la cantidad de partículas no varíe, hay que medirlas igualmente- sin la cual no se pueden cumplir los estándares establecidos, y, finalmente, habitualmente su precisión viene preestablecida de fábrica, sin tener en cuenta las necesidades reales del edificio concreto en el que van a instalarse.
Cuando un proyecto es extenso y requiere análisis y reportes continuos, el sistema resulta ineficaz si maneja datos imprecisos recogidos de sensores inadecuados. Es crucial, por lo tanto, disponer de dos elementos fundamentales. Por un lado, debe incluir equipos de medición de alta precisión, ya que, aunque el coste inicial es mayor, sus beneficios en el largo plazo incluyen un intangible fundamental, que es la salud y el confort de los ocupantes, pero también una reducción de los consumos energéticos que permite amortizarlos con creces. El otro elemento clave sería disponer de un sistema avanzado, basado en algoritmos complejos, que procese esos datos en tiempo real, para extraer conclusiones, no solo relevantes, sino también predictivas, lo que permite cuantificar a la propiedad del inmueble los consumos probables en el medio y largo plazo.
Con sensores estándar económicos, se producen pérdidas de energía, motivadas por la falta de fiabilidad de las mediciones, mientras que los dispositivos multiparametricos permiten obtener ahorros en los sistemas de climatización y ventilación de hasta un 30%. Implementar estos elementos permite establecer un sistema viable y confiable para la monitorización de la calidad del aire en espacios cerrados, tanto para la propiedad del inmueble como para sus ocupantes. Y no olvidemos que el elemento de salud y confort interior es uno de los más valorados por los potenciales inquilinos, para los que fidelizar a sus empleados y proporcionales un entorno laboral saludable, es vital a la hora de destacarse en un entorno de mercado cada vez más competitivo.
Nombre | Vicente Pinto |
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Empresa | Aire Limpio |
Cargo | Vicente Pinto, Gerente de producto de Automatización y control |
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