El avance hacia una edificación más eficiente y sostenible ha impulsado el desarrollo de los módulos fotovoltaicos integrados en edificios (BIPV, por sus siglas en inglés), una tecnología que fusiona arquitectura y generación de energía limpia en un mismo elemento constructivo.
A diferencia de los sistemas fotovoltaicos convencionales, instalados como añadidos sobre cubiertas o fachadas, los BIPV sustituyen directamente materiales de construcción tradicionales —como tejas, paneles de revestimiento, barandillas o acristalamientos— por superficies capaces de producir electricidad. Esta integración convierte al edificio en productor activo de energía, reduciendo su huella ambiental y mejorando su rendimiento global.
El principal valor del BIPV radica en su carácter multifuncional. Además de generar energía, estos módulos contribuyen al aislamiento térmico y acústico, actúan como barrera climática y pueden aportar sombreado o control solar según su diseño y ubicación. Al integrarse en la propia envolvente del edificio, eliminan la necesidad de estructuras adicionales y favorecen la optimización de recursos materiales y económicos.
Aunque su eficiencia eléctrica es ligeramente inferior a la de los módulos tradicionales —debido a factores estéticos, colorimetría o densidad de células—, su aporte a la eficiencia energética del conjunto arquitectónico es mayor cuando se consideran las funciones combinadas de generación, aislamiento y durabilidad.
Las posibilidades de aplicación de los BIPV son amplias y adaptables a cualquier tipología edificatoria. Entre las soluciones más extendidas se encuentran: cubiertas solares con tejas fotovoltaicas, fachadas activas, lucernarios y ventanas fotovoltaicas, y elementos de sombra o barandillas solares elaborados con módulos semitransparentes que regulan térmicamente el interior y mejoran el confort.
La versatilidad de estas soluciones permite su uso tanto en proyectos de obra nueva como en rehabilitaciones energéticas, incluso en entornos con restricciones paisajísticas donde la integración estética es un requisito fundamental.
La clave del éxito de un sistema BIPV reside en su integración arquitectónica y funcional. Para lograrlo, es necesario un trabajo coordinado entre arquitectos, ingenieros, consultores energéticos y fabricantes, desde la fase inicial de diseño.
La correcta orientación, el ángulo de inclinación, la ventilación del módulo y la compatibilidad con los materiales adyacentes son factores críticos que determinan el rendimiento energético y la durabilidad del sistema.
Los módulos BIPV desempeñan un papel clave en el diseño de edificios de consumo casi nulo (nZEB), al contribuir de manera simultánea a la generación energética y la eficiencia térmica. Un sistema bien dimensionado puede reducir significativamente las cargas de calefacción y refrigeración, al tiempo que disminuye la demanda de energía primaria no renovable.
Además, al sustituir materiales de revestimiento o cubierta, los BIPV pueden reducir el coste inicial de inversión: los recursos destinados a materiales convencionales se reorientan hacia un sistema activo que aporta retorno energético.
El desarrollo de proyectos BIPV exige cumplir tanto con los requisitos eléctricos de la normativa fotovoltaica como con los estándares constructivos aplicables a los materiales de edificación. En Europa, la norma EN 50583 define los criterios técnicos para distinguir entre sistemas BIPV (integrados en el edificio) y BAPV (aplicados sobre él).
La instalación de sistemas BIPV requiere equipos especializados que combinen conocimientos eléctricos y constructivos. Aunque el procedimiento de montaje puede asemejarse al de materiales convencionales (por ejemplo, las tejas solares respecto a las tejas cerámicas), se deben considerar aspectos específicos como la conexión a la red, el aislamiento de las juntas y la ventilación posterior del módulo.
A pesar de su enorme potencial, el BIPV todavía representa una fracción minoritaria del mercado fotovoltaico. Su expansión depende de la reducción de costes de producción, la formación técnica de instaladores, arquitectos e ingenieros, y la difusión del conocimiento sobre sus ventajas frente a los sistemas convencionales.
En su afán por ofrecer una solución personalizada para cada proyecto, el fabricante de módulos LONGi cuenta en su porfolio con paneles de colores para instalaciones de integración arquitectónica.
Disponible en cinco colores -Ocean Blue, Space Grey, Eclipse Red, Galaxy Silver y Cosmic Beige- la familia de producto LONGi Bright significa una garantía de calidad, estética y eficiencia. Estos módulos cuentan además con el certificado anti-fuego de clase A y la última generación de tecnología de células fotovoltaicas.
La integración fotovoltaica en la arquitectura representa mucho más que una innovación tecnológica: es una redefinición del concepto de edificio, donde cada elemento constructivo puede contribuir a la sostenibilidad y a la autosuficiencia energética. Porque apostar por la fotovoltaica como herramienta para reducir emisiones y contribuir a la aceleración de la transición energética no debería de estar reñido con la búsqueda de la estética y la excelencia arquitectónica.
| Nombre | Pau Borredá |
|---|---|
| Empresa | Longi |
| Cargo | Product Marketing Manager |
| Biografía | |
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