Como sabemos la interacción pieza-mortero se debe a un proceso físico mecánico donde el mortero en estado plástico aplicado sobre las piezas facilita que el cemento penetre en los poros del ladrillo.
De esta forma al formarse las agujas del cemento hidratado se completa el fenómeno de fraguado donde se generan enlaces físicos entre el mortero y el ladrillo colocado.
Cuando se trata de ladrillos de baja succión como por ejemplo los vitrificados, los cuales pueden llegar hasta valores de 0,01 g/cm2 min, su porosidad superficial es sustancialmente menor que lo común.
En estos casos, el ladrillo apenas succiona la lechada y, por tanto, no permite la mencionada adherencia mecánica. En consecuencia, se disminuye o inhibe el mecanismo de anclaje comentado, ya que los morteros convencionales no tienen por qué poseer una importante adherencia química (mediante el uso de resinas).
Por ello, para un mismo mortero, la adherencia resultante con un ladrillo de baja succión resulta muy inferior a la obtenida con una pieza convencional, de mayor porosidad.
Aparte de lo mencionado, otro efecto secundario, radica en que la junta se hunde o se estrangula debido a que el mortero permanece fresco mucho tiempo. El retraso en el fraguado facilita que, al ir añadiendo peso, los tendeles se aplasten y el mortero rebose provocando un ensuciamiento del paño.
Para reducir estos efectos, deben seguirse algunas recomendaciones tanto referidas al mortero como a la pieza cerámica.
Recomendaciones referentes al mortero
Referentes al ladrillo
Como conclusión y dada la evidente complejidad y la gran cantidad de factores enumerados es recomendable acudir a un mortero fabricado específicamente para el uso de ladrillos de baja succión, lo cual resulta imposible de conseguir con los morteros realizados in situ.
Los morteros secos pueden diseñarse teniendo en cuenta los parámetros más adecuados para evitar problemas en este caso particular de fábricas.
Desde ANFAPA se recomienda siempre el uso de morteros industriales cuyo control, distribución y homogeneidad garantizan las características necesarias para una ejecución de alta calidad de los muros de fábrica vista.
Estos morteros son los únicos que aseguran una uniformidad en la textura, el tono y el color a lo largo de la obra, lo cual resulta imposible de conseguir con los morteros “in situ”.
Debemos desterrar de las obras los morteros realizados in situ, en cuya elaboración intervienen varias manos, diferentes maneras de hacer y dosificaciones aleatorias que finalmente traen como resultados acabados imperfectos, tonalidades y colores dispares y múltiples patologías que pueden evitarse fácilmente con el uso de morteros industriales los cuales ofrecen todas las garantías del fabricante que los suministra.
Realiza obras de calidad, utiliza morteros industriales.
Desterremos el uso de los morteros realizados in situ.
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