Tres conceptos responden a dicha pregunta
Los Sistemas de Aislamiento Térmico por el exterior, SATE, dificultan la transmisión de la temperatura, consiguiendo disminuir notablemente el paso de calor en los cerramientos en los que se coloca. Así, en verano se reduce la transmisión del calor del exterior al interior y en invierno se consigue el mismo efecto en sentido contrario, lo que reduce la necesidad de aire acondicionado y calefacción con el consiguiente ahorro en el consumo de energía que puede llegar hasta el 45%.
Los edificios mejoran sustancialmente su confortabilidad térmica y al no estar tan expuestos a las incidencias de las temperaturas exteriores, su estructura y aspecto estético no sufre tanto las inclemencias meteorológicas, preservando de esta forma su vida útil.
Debemos tener en cuenta que aproximadamente el 80% del calor o del frío pasa a través de las paredes y el techo. En invierno, el calor producido por la calefacción no se acumula, sino que se va perdiendo en el ambiente exterior pasando a través de las paredes, ventanas y forjados. El Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior, SATE, minimiza justamente este fenómeno aumentando la resistencia térmica de los cerramientos al añadir una capa de material aislante por el exterior, que impide que el calor pase desde el interior al exterior en invierno y viceversa en verano.
El SATE contribuye también a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente de CO2, por lo que ayudan también a la protección del medio ambiente, ya que al dotar al edificio de una mayor inercia térmica se reduce notablemente la necesidad de utilizar calefacción y refrigeración, lo que supone, en términos de sostenibilidad, un aportación a la disminución de las emisiones de gases contaminantes.
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