Quienes estudian el fenómeno advierten que la vida “en solitario” puede llevar a perder la conexión y sensibilidad social. Si bien no es lo mismo que la soledad, la sensación de estar aislados trae perjuicios para el bienestar emocional y para la salud. Los asesores y consultores Juan Valsechi y Miguel Lanao analizan esta tendencia y sus efectos en la construcción.
La tendencia de crecimiento de los hogares unipersonales reflejada en los censos de varios países, indican un crecimiento sostenido en el correr de los años. Por otra parte, diversos estudios advierten que la vida “en solitario” puede llevar a perder la conexión y sensibilidad social; si bien no es lo mismo que la soledad, la sensación de estar aislados trae perjuicios para el bienestar emocional y para la salud.
Estos hechos suponen que se requiere elaborar nuevos conceptos en las políticas de vivienda por parte de los gobiernos nacionales y regionales.
Esta señal de cambio, requiere elaborar nuevos conceptos en las políticas de vivienda, que deben respaldarse en estudios sociológicos, legales, arquitectónicos y económicos a fin de tener un escenario profesional y transparente de los desafíos que deben enfrentar los nuevos emprendimientos. Los países en donde se quieran desarrollar nuevas ideas sobre este nuevo nicho de mercado, deberán legislar normas que respalden e incentiven a los desarrolladores.
Generalmente las discusiones se llevan a cabo por los grandes emprendimientos, sea en demasiado metraje como en altura, pero nadie ha puesto la mira en los hogares unipersonales que ya son tendencia en las generaciones después de los años 60.
Los 60, fueron años de cambios en el mundo, y a partir de ese momento, desde el verano francés hasta las apps de hoy en día, de una manera u otra, la juventud y la “tercera edad” han evolucionado de manera tal que la juventud empieza antes y la tercera edad ha “rejuvenecido” al punto tal que ya se habla de una “cuarta edad”.
La fragmentación de los hogares es la que opera en ese sentido, a tal punto que la contracción de las familias es la principal causa de la nueva demanda en el mercado.Antes una nueva pareja era una familia en potencia. Hoy, una nueva pareja, son dos hogares unipersonales en potencia. No solo eso hace que la composición de los hogares/familias esté cambiando, sino que el modo de vida de las nuevas generaciones y de las personas de más de 50 años está cambiando.
Tendencia en aumento
Más de un tercio de las viviendas de la UE están ocupadas por una persona que vive sola. En 2011, las personas solteras ocupaban casi una tercera parte (un 31,4 %) del total de hogares europeos. Por lo general, un porcentaje más alto de la población de las capitales vive sola.
Respaldándome en números oficiales de los respectivos países, a modo de ejemplo en España en el período 2001 al 2011 hubo un aumento de un 45,8 % en los hogares unipersonales. (Año 2001: 2.876.572. Año 2011:4.193.319. Variación en personas: 1.316.747. Porcentaje de aumento: 45,8%).
En América Latina, la situación también ha impactado y ha ido in crecendo.
A modo de ejemplo y según información de la Dirección General de Estadística Censos de la Ciudad, en Buenos Aires el 35,6% de los hogares son unipersonales o dicho de otra manera, son viviendas en las que vive una sola persona.
¿Cómo fue antes?
Basta sólo con ver la evolución desde 1980 a hoy para advertir que en los últimos 38 años la incidencia de los hogares unipersonales aumentó un 123%, dejando atrás ese modesto 15,9 por ciento que representaban en los 80.
A continuación se presentan las tendencias de Uruguay y otros países latinoamericanos
Uruguay - Viviendas unipersonales
Censos años
• 1963. 11,4 % del país.
• 1975. 14,5 % del país.
• 1985. 15 % del país.
• 1996. 16,9 % del país (17,6 % en Montevideo).
• 2006. 19,8 % del país.
• 2011. 23,4 % del país (26,0 % en Montevideo).
Censo 2011 Montevideo. Hogares Unipersonales
• Total población Montevideo. 1.319.108. Un 26% son 342.968 personas.
• Área Urbana 1.305.082. Área Rural 14.026.
Si solo consideramos el área urbana a fin de ser más conservador con las cifras del 2011, serían 339.321 personas; o sea 339.321 hogares unipersonales.
Chile
En Chile la cifra aumento de 480.647 a 1.004.161 en los últimos 15 años, pues mientras en 2002 representaban 11,6% del total, en 2017 equivalen a 17,8%.
Brasil
En Brasil el incremento de hogares unipersonales del 2000 al 2010 fue del 9,2% al 12,1%. Hay que considerar que estas cifras son en todo el territorio brasileño, pero las mismas suben considerablemente en porcentaje en las ciudades urbanas.
Paraguay
En Paraguay, en 1982, los hogares unipersonales urbanos eran 18.721. En 1992 pasaron a ser 35.510; alcanzando en 2002 los 58.138. Es de hacer notar nuevamente que en este caso solo se toman los de centros urbanos.
En 2010, ya eran 172.064; y la proyección para el año 2025 es de 252.461 hogares unipersonales.
Perú
En Perú, según sus estadísticas, el hogar unipersonal entre los años 1993 y 2007, tuvo un incremento intercensal del 77,1%.
México
En México la evolución de los hogares unipersonales, se midió con el objetivo fundamental de proporcionar un amplio panorama sociodemográfico de las personas que viven solas, mediante un conjunto de indicadores seleccionados para los años de 1990 y 2000.
En el año 1990, los hogares unipersonales eran 794.481; siendo que al año 2000, la cifra fue de 1.402.179. Resultante, un aumento del 76,61 %.
Vidas desconectadas
Basta con detenerse a observar la tendencia en cifras del devenir de estos “hogares unipersonales”, para advertir una de las grandes paradojas de este tiempo: En la era de la hiperconexión, parecemos llevar vidas cada vez más solitarias, aisladas o, valga la contradicción, desconectadas.
Esta situación trae consigo algunas preguntas: ¿Qué consecuencias trae para la composición de nuestros hogares? ¿Cuáles son las raíces de este fenómeno urbano que también se replica en otras partes del mundo? ¿Cuáles son algunas de las razones que explican la tendencia de la vida en solitario?
Según los expertos, se trata de un fenómeno con múltiples causas, que se da por motivos que varían de acuerdo a la edad y al momento vital que atraviese cada persona.
En principio, hay un cambio en la valoración de la autonomía de las personas jóvenes. Salir de la casa de los padres antes de los 30 o en el inicio de esa década está valorado como un salto de independencia y de madurez emocional. Tiempo atrás, este rito de pasaje se producía con el casamiento, cuando se conformaba un proyecto de familia. Al mismo tiempo, hubo un desplazamiento de las prioridades personales. El mundo profesional ganó terreno y son muchos los que eligen postergar la construcción de una familia para priorizar el avance en la carrera.
Otro de los elementos determinantes para quienes llegan a la ciudad es la dificultad de construir nuevos lazos viniendo o del interior o de otro país. Finalmente, también aparecen las causas vinculadas con las pérdidas o los cambios en el núcleo familiar. Entre los adultos mayores, la soledad viene usualmente como consecuencia de la muerte del compañero o compañera de vida.
El impacto de la soledad en el bienestar y la salud
Para hablar sobre las posibles consecuencias adversas de la vida en soledad, es importante señalar una diferencia conceptual clave. La soledad no es un problema o una circunstancia negativa. Sentirse solo o aislado, sí.
Dicho eso: si bien la vida en soledad no es necesariamente algo negativo, vivir sólo en compañía de nosotros mismos nos puede predisponer a ciertas conductas de aislamiento. Eso puede ser muy tortuoso. Lo que pudo haber ganado una persona en independencia lo puede perder en sensibilidad social. Perder un grado de conectividad con la sociedad o con el cambio cultural puede entonces ser una pérdida mayor al atributo de haber logrado la independencia.
Uno de los hallazgos más importantes en estudios realizados es que las personas que tienen relaciones cercanas de afecto se mantienen más saludables y viven más felices a medida que envejecen. La sensación de estar menos conectados con las personas de lo que deseamos demuestra ser tóxica y perjudicial para el cuerpo y para el bienestar emocional.
Precisamente por su fuerte impacto en el bienestar, el aislamiento o la percepción de estar desconectado de los otros es motivo de preocupación en el mundo entero.
En tiempos donde cada vez surgen más plataformas para conectarnos, es importante entender que nada puede reemplazar el contacto real entre las personas. El surgimiento de más negocios y plataformas que apuntan a unir a las personas (en muchos casos, para la búsqueda de pareja) delatan las dificultades que encontramos para la conexión interpersonal. Al respecto, muchos usan las redes solo para quedarse en casa, tener mil amigos y no ver a ninguno en tiempo real. Sabemos ya que ver personas en tiempo y espacio real nos ayuda emocionalmente. Porque confiando en un amigo y descargando nuestros problemas, literalmente, nuestros cuerpos se calman.
La tendencia de la vida en solitario también tiene repercusiones en el mundo del consumo ya que gastan más en alimentos (porque recurren más al delivery y compran en paquetes de pocas unidades) y además tienen un alto nivel de gastos en servicios (telefonía, Internet, servicio de cable) con paquetes que no se adaptan a la escala de su economía. Cabe señalar aquí otro dato que los distingue: son los hogares con un mayor promedio de ingreso per cápita.
Si bien son muchas las dimensiones de este fenómeno, vale la pena reflexionar acerca de lo que esta tendencia puede generar en el corazón de las culturas y en el desarrollo personal. Cabe preguntarse entonces si nuestra libertad y autonomía pueden ser en ocasiones las banderas que agitamos para aislarnos de un mundo cada vez más complejo.
¿Cómo abordamos este nuevo mercado?
Con el fin de no “asustar” a las autoridades con esta reacción ante la tendencia demostrada, se puede acotar a un porcentaje (cupo) de la población (por lo menos en una primera instancia) y que esto pueda quedar reflejado en la normativa que finalmente se resuelva.
Esto supone una modificación muy significativa en lo que respecta a modernizar las normativas sin que las autoridades arriesguen a su mal uso o interpretación al estar acotada en cifras oficiales concretas.
Coincidimos en que la idea es poco ortodoxa, innovadora y estaría sujeta a aprobación de cada proyecto; pero que innova en materia municipal de acuerdo a los tiempos en que vivimos.
Esta podría ser una solución para que a modo de ejemplo, se aprueben viviendas en altura en que la superficie interior de la misma sea con un mínimo de quince metros cuadrados con áreas con servicios que contemplen el metraje individual de los mismos.
La ampliación de estas normas, no solo daría soluciones habitacionales más acordes a las necesidades, sino que también crearía fuentes de trabajo en la manera de gestionar estos emprendimientos a fin de que los mismos puedan dar soluciones que faciliten y den otra visión de la vida.
Países que han legislado
Hoy día ya existen legislaciones que se aproximan a lo planteado.
Lituania
No hay áreas mínimas especificadas para edificios residenciales unifamiliares y edificios no residenciales diseñados en la República de Lituania. Los requisitos para el diseño de edificios residenciales de viviendas múltiples se establecen en el Reglamento Técnico de Construcción STR 2.02.01: 2004 "Edificios residenciales". Las áreas mínimas reguladas especificadas en el párrafo 14 de este Reglamento son las siguientes: el área del baño con inodoro es de 4 m2; área de al menos una habitación en el piso - 16 m2; área plana útil para 1 persona - 14 m2.
Suecia
De acuerdo con las Normas de construcción, el área mínima por apartamento podría reducirse a 21 m2 para un apartamento y hasta 16 m2 para un departamento de estudiantes. Los apartamentos deben diseñarse para ser accesibles. El objetivo de las normas de accesibilidad es permitir que la mayor cantidad posible de personas participen en la sociedad en igualdad de condiciones. Debería ser posible que el entorno construido sea utilizado tanto por personas que tienen movilidad completa como por personas que usan sillas de ruedas, bastones u otros elementos. Las personas con problemas de visión, problemas de audición u otra capacidad de orientación deteriorada también deberían poder usar el entorno construido.
Finlandia
El propósito del uso es una construcción permanente de viviendas. En este caso existe la opción de un tamaño mínimo de 20 m2 según el decreto del ministerio correspondiente número 1008/2017, con vigencia 1 de enero de 2018.
Temas legales
Cuando se trata del número de personas en cada vivienda, en el diseño de la misma se debe indicar para cuántas personas se destina la vivienda. No existe un control sistemático de la cantidad de personas que viven en un departamento o la prohibición del número de personas; pero a fin de no desvirtuar la idea “social” de los nanoapartamentos y sus lugares comunes, debería legislarse sobre la materia sin afectar los derechos individuales de las personas.
¿Como solucionar legalmente la densidad de personas que viven en departamentos pequeños?
Interesados por el tema, se encontró una normativa finlandesa, la cual regula en la práctica los requisitos de ventilación, los cuales controlan cuántas personas pueden vivir en apartamentos u otros edificios residenciales.
De acuerdo con el diseño planteado de 15 m2, podrían vivir en él, solo 0,88 personas, si el requisito es de 6 dm3 / s por persona -Regulación de la construcción-
Si consideramos el “problema” solo desde el punto de vista de las emisiones humanas (no tomando en cuenta por ejemplo, cocina o inodoro), también se podría aceptar una ventilación de 4 dm / m3 por persona. En ese caso, aproximadamente 1,3 personas podrían vivir en este departamento.
¿Por qué 15 m2?
Simple, un mayor metraje hace demasiado cómodo un departamento e implica que la persona no bajaría a socializar y “matar” de esa manera la soledad. Hay que tener en cuenta que por definición de la Real Academia Española, “familia” se cataloga a un conjunto de personas que comparten alguna condición, opinión, tendencia o tenencia, así como también a un grupo de personas relacionadas por amistad o trato.
Nuestro artículo plantea la necesidad de que los responsables de actualizar las normas que habilitan los cambios, salgan de su “zona de confort” y comprendan una situación que va más allá de la arquitectura, discutiendo y aprobando cambios normativos que permitan este tipo de viviendas unipersonales que no solo implica una pequeña vivienda en altura, sino la necesidad de tener cubierto un entorno para socializar.
Hay un fenómeno social en distintas generaciones que así lo demandan, pero que se ven desplazadas por no entrar dentro de las políticas de viviendas sociales que hoy días los gobiernos estudian. Son distintas situaciones, pero ambas deben considerarse importantes, ya que lo social no implica solo el no tener vivienda, sino en cómo uno se encuentra dentro de ella.
Nombre | Juan Valsechi. Montevideo (URUGUAY). Colaboración: Miguel Lanao. Tarragona (ESPAÑA) |
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