La accesibilidad en las viviendas de las personas mayores presenta importantes carencias que incrementan el riesgo de accidentes. Sólo poco más de la mitad de los hogares cuenta con suelos adecuados, mientras que un 35% tiene objetos tirados que dificultan el paso. Además, en solo el 50% de los baños se encuentran medidas de seguridad como suelos antideslizantes, asideros o grifería monomando, o duchas antideslizantes, fundamentales para prevenir caídas.
Casi el 10% de la población española tiene 75 años o más. Seis de cada diez personas considera que mejorar la accesibilidad de los edificios revaloriza sus inmuebles.
Las caídas representan un riesgo significativo, ya que el 91,4% de quienes las sufren terminan con algún tipo de lesión. Un informe de Fundación Mapfre revela que el 24,1% de los mayores de 65 años que se caen, ya lo habían hecho en el último año, y el 1,6% fallece como consecuencia directa.
Las mujeres son las más afectadas, representando el 70% de los casos. Además, el 68% de quienes sufren una caída no pueden levantarse por sí mismos, lo que agrava la situación, especialmente para el 20% que viven solas, donde los mayores de 85 años son los más vulnerables.
El informe destaca que factores externos como suelos inadecuados o superficies mojadas son responsables del 58% de las caídas. Estos accidentes no solo provocan lesiones físicas, sino que también deterioran la independencia funcional: tras una caída, el porcentaje de personas mayores que eran independientes baja del 60,3% al 50,3%. Esto genera un incremento en la dependencia para realizar actividades diarias, afectando la calidad de vida de quienes antes eran totalmente autónomos.
María López tiene 72 años y explica que gracias a la reforma de su baño, ahora ya puede moverse con total seguridad y confianza: “La diferencia en mi vida diaria es increíble, y todo sin perder el estilo que siempre he querido en mi hogar. Tengo independencia”.
Más del 80% de las caídas en el hogar ocurren en el baño, y la mayoría involucra a personas mayores. Es un espacio al que una persona puede recurrir de media entre seis y ocho veces al día. Las barreras arquitectónicas, los suelos resbaladizos y la falta de adaptaciones adecuadas aumentan el riesgo de accidentes, que pueden tener consecuencias graves para la salud.
El primer paso es cambiar la bañera por un plato de ducha. Es un proceso rápido que no requiere de una obra completa durante meses, sino que puede realizarse en un solo día. “Los mayores ganan metros cuadrados valiosos, creando una sensación de mayor amplitud. Esto es especialmente útil en baños pequeños, donde cada centímetro cuenta. La instalación de platos y paneles verticales, coordinados o en contraste permiten cambiar el espacio de ducha en muy poco tiempo y sin obra, con una estética moderna y elegante. Pero sobre todo minimiza el riesgo de caídas o accidentes. Es más sencillo entrar y salir de una ducha que de una bañera”, señala Sara Corral, Directora de Marketing de Oh My Shower.
Los suelos también son trascendentales para evitar accidentes. “Las superficies antideslizantes minimizan el riesgo de resbalones”, explica Corral. “Cada vez son más los mayores que modifican estas superficies, no solamente por su seguridad sino también por el concepto de sostenibilidad y ahorro, ya que un plato de ducha es un sistema más eficiente, ahorra energía y consumo de agua, lo que supone también un ahorro económico en la factura. Una ducha de 5 minutos consume alrededor de 60 litros, mientras que llenar una bañera puede llegar a requerir hasta 200 litros”.
“En Francia ya hay ayudas dirigidas a la mejora de la accesibilidad del baño. En España sin embargo las ayudas del Fondo Next Generation están condicionadas a conseguir una mejora de la eficiencia energética, lo que dificulta la implantación de medidas de mejora de la accesibilidad para muchos hogares de personas mayores”, explica Sara Corral de Oh My Shower.
Y ADEMÁS
Política de privacidad | Cookies | Aviso legal | Información adicional| miembros de CEDRO