El Panot Flor, esa emblemática pieza que evoca la esencia de Barcelona y su rica historia callejera, ha cautivado los corazones de amantes de la arquitectura en todo el mundo. Su legado y su presencia en las calles de la ciudad es un recordatorio constante de su importancia cultural.
En este contexto, Breinco innova con este tipo de pieza con una propuesta diferente: la integración del Panot Flor de Barcelona en los espacios interiores. Este movimiento desafía las convenciones tradicionales que se tiene sobre el Panot e introduce a una nueva corriente de diseño conocida como «inout».
La singularidad inherente del Panot tradicional de Barcelona se revela como un elemento capaz de transformar cualquier ambiente en una obra de arte. Por ello, Breinco invita a reimaginar la relación entre el Panot y los espacios interiores como un nuevo capítulo en la historia de la arquitectura y el diseño.
La tendencia «inout» representa una evolución en el diseño, una invitación a repensar los límites entre el interior y el exterior. Lo que antes se consideraba apropiado para el mundo exterior, ahora puede integrarse de manera armoniosa en los espacios interiores, y viceversa. Esta transformación brinda la oportunidad de crear ambientes fluidos y romper las barreras convencionales.
El secreto para lograr espacios «inout» armoniosos y funcionales, según Breinco, radica en la elección cuidadosa de los elementos que los componen. Elementos como el mobiliario y los pavimentos deben combinar practicidad y valor estético para lograr un equilibrio perfecto.
Un ejemplo de esta tendencia es la reforma de la «Casa Joaquín Farran», un edificio que data de 1879 y forma parte del rico patrimonio histórico de Barcelona. Esta obra maestra es obra del renombrado arquitecto Salvador Viñals Sabaté, cuyo legado sigue influyendo en la arquitectura de la ciudad.
El Panot Flor para interiores fue elegido por el estudio de arquitectura Manrique Planas para la reforma de la «Casa Joaquin Farran».
El desafío de revivir y restaurar la Casa Joaquín Farran estuvo a cargo del estudio de arquitectura Manrique Planas, liderado por las talentosas arquitectas María Manrique y Gisela Planas. Ambas profesionales son ampliamente reconocidas por su experiencia en la preservación y revitalización del patrimonio histórico, y han llevado a cabo una labor minuciosa para devolver a esta histórica residencia su carácter único y auténtico. Es importante resaltar que el edificio todavía se encuentra en proceso de reforma.
El Panot Flor para interiores, elegido para este proyecto, rinde homenaje al tradicional Panot Flor de Barcelona. Sus características notables incluyen:
Esta colaboración entre la historia y la innovación es un testimonio de cómo el diseño puede conectar el pasado y el presente, creando espacios que reflejan la riqueza cultural de una ciudad mientras abrazan la visión del futuro.
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