Hoy en día, más del 56% de la población mundial vive en ciudades, y se espera que esta cifra aumente hasta un 70% para 2050, según datos del Banco Mundial. Partiendo de estos datos, Arup ha identificado una serie de innovaciones en el diseño urbano destinadas a hacer que las ciudades funcionen para todos por igual, de forma que las necesidades particulares de mujeres, niños, adultos y personas en situación de vulnerabilidad sean tenidas en cuenta en los procesos de planificación y diseño urbano.
Las mujeres enfrentan diversas barreras en las ciudades actuales: discriminación de género, violencia, pobreza y una participación limitada en la toma de decisiones. Con frecuencia, el diseño de las ciudades refuerza estas desigualdades, creando entornos que no solo incrementan la inseguridad, sino que también limitan las oportunidades económicas y sociales para las mujeres.
Para abordar estas desigualdades, es fundamental que las ciudades adopten una perspectiva de género en su planificación y diseño, creando entornos más seguros e inclusivos para todos:
Se calcula que 1.000 millones de niños viven actualmente en ciudades. Sin embargo, muchas de ellas no consideran adecuadamente sus necesidades en la planificación, lo que afecta negativamente a su crecimiento y calidad de vida.
Al mismo tiempo, se estima que el número de personas mayores de 60 años se duplicará para 2050, alcanzando los 2,1 mil millones. A medida que las personas envejecen, sus necesidades de vivienda cambian: pueden requerir menos espacio, mayor accesibilidad, proximidad a servicios médicos y, sobre todo, entornos que les permitan mantener su independencia y bienestar. Todo ello requiere que las ciudades se adapten para garantizar que los mayores puedan disfrutar de una vida plena y autónoma en entornos urbanos.
Según los expertos de Arup, para crear entornos que tengan en cuenta las necesidades de ambas poblaciones, promoviendo así el bienestar social de niños y mayores, podrían adoptarse las siguientes medidas:
“El urbanismo del siglo XXI debe responder a las diversas necesidades de quienes habitan las ciudades, desde mujeres y niños hasta personas mayores. A medida que nuestras ciudades continúan creciendo, es esencial que su diseño sea tanto inclusivo como resiliente, capaz de adaptarse a las cambiantes demandas de la población. Nuestro objetivo no es solo crear entornos urbanos funcionales, sino convertir las ciudades en espacios que mejoren la calidad de vida y fortalezcan el sentido de comunidad”, afirma Gabriela Bachiller, Senior Urban Planner de Arup en España.
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