Según la norma UNE 127748-1:2024, las baldosas de terrazo se clasifican en tres categorías —uso normal, intensivo e industrial— en función de sus características mecánicas: resistencia a la flexión, al impacto y al desgaste por abrasión.
Desde la plataforma TerrazoInnova destacan la gran variedad de realizaciones en las que se emplea este material, que consideran una apuesta segura, duradera, de escaso y económico mantenimiento y sostenible, ya que puede fabricarse con materiales reciclados. La entidad recomienda, además, que su colocación y posterior mantenimiento sean realizados por empresas cualificadas y con experiencia, garantizando así el máximo rendimiento y la vida útil del pavimento.
Las aplicaciones del terrazo de interior son amplias y diversas. Se encuentra en viviendas, apartamentos, oficinas pequeñas o zonas comunes de edificios, donde sus posibilidades cromáticas y de formato permiten una amplia gama de combinaciones y acabados, adaptándose con facilidad a cualquier proyecto residencial.
No obstante, también resulta idóneo para entornos con tráfico peatonal elevado o manipulación frecuente de cargas, como centros comerciales, escuelas, hoteles, hospitales o estaciones. Su mayor resistencia mecánica y menor desgaste por abrasión lo convierten en una opción segura y eficiente para espacios públicos.
En el ámbito industrial, el terrazo se emplea en suelos sometidos a tránsito de vehículos de carga media y a condiciones de uso más exigentes, como talleres, fábricas, aeropuertos o muelles de carga. En todos los casos, su rendimiento técnico y su resistencia lo posicionan como una solución fiable y duradera.
Aunque su origen se vincula tradicionalmente a los pavimentos, el terrazo ha evolucionado hacia una amplia gama de aplicaciones arquitectónicas y decorativas. En la actualidad se utiliza también en paredes, encimeras, lavabos, bancos o elementos ornamentales como jarrones y bandejas. Esta versatilidad ha permitido a los profesionales explorar nuevas formas de integrar el material en proyectos contemporáneos, combinando técnica, diseño y expresión material.
El terrazo no solo destaca por su resistencia y longevidad, sino también por su carácter sostenible. Puede fabricarse con materiales reciclados y requiere un mantenimiento mínimo a lo largo de su vida útil. Estas cualidades lo consolidan como una alternativa coherente con las exigencias medioambientales y de eficiencia de la construcción actual.
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