La llegada de la vuelta al cole nos recuerda la enorme importancia que tienen los centros formativos en la creación de la sociedad del mañana. Por eso, en los últimos años, las aulas han empezado a cambiar su configuración con el objetivo de fomentar el aprendizaje y la comunicación, estimular al máximo las experiencias sensoriales y optimizar la sensación de bienestar de sus integrantes.
A lo largo de la historia, se han ido proyectando centros educativos con características más parecidas a espacios disciplinarios o “prisiones” que a lugares donde liberar y absorber conocimientos. Ahora, esto ha cambiado gracias a un diseño caracterizado por espacios polivalentes y abiertos, con mucha luz natural, enfocados al confort interior y donde el color toma mayor importancia con el objetivo de fomentar el pensamiento creativo.
Con motivo de la vuelta al periodo lectivo, los expertos de Sto analizan los principales elementos de diseño y arquitectura que están marcando el futuro de la arquitectura de los centros formativos, y cómo influyen en el aprendizaje y en el desarrollo de sus integrantes:
Centros multiconfort basados en la sostenibilidad
Según un estudio realizado por la universidad británica de Salford, la orientación de las clases, la luz, el ruido, la temperatura o la calidad del aire en cada aula influyen un 25% en el rendimiento académico. Lo que ha propiciado que asegurar el “multiconfort” a través de la construcción sostenible sea el objetivo principal:
Espacios de aprendizaje flexibles y funcionales
La escuela del futuro romperá con el concepto de “aula” o “clase” y admitirá usos diversificados y cambios en las estructuras a través de tabiques móviles, cortinas, biombos, puertas correderas... El objetivo es que el centro educativo elija el espacio de aprendizaje según la actividad a realizar, adaptando, así, el entorno a sus necesidades. Se ha demostrado que crear aulas con distribuciones más dinámicas fomenta la creatividad, favorece una mentalidad abierta y ayuda a que el aprendizaje sea más colaborativo.
Zonas comunes donde compartir y aprender
Los pasillos dejan de concebirse como un lugar de paso, sino como espacios donde también se puede aprender. Ahora es posible encontrar en ellos pizarras, murales colaborativos, mesas de trabajo, elementos de aprendizaje o, dando un paso más allá, objetos multipropósito donde poder realizar todas estas acciones con un solo elemento de mobiliario.
Un lugar que estimule al máximo las experiencias sensoriales
Todas las investigaciones neurobiológicas demuestran el gran co-protagonismo de los sentidos en la construcción del conocimiento. Por ello, es necesario crear ambientes con diversidad de olores, sonidos, texturas y tonalidades que enriquezcan. En este sentido, la elección de colores es uno de los elementos más importantes. De ahí que, ahora, el modelo de paredes blancas y colores uniformes esté pasando a la historia y se esté apostando por una determinada tonalidad, según el nivel escolar o el uso de una determinada estancia.
Escuelas modulares
Una alternativa interesante a la construcción solida son las estructuras modulares. Gracias a su breve tiempo de construcción, son la respuesta más rápida y eficaz para satisfacer rápidamente la creciente demanda de nuevas escuelas.
Integración del exterior en el interior
El objetivo ahora no es aislar, sino integrar. Hay muchos proyectos que ya están consiguiendo esta conexión entre el exterior y el interior: grandes ventanales que sirven de asiento y que incitan a los estudiantes a explorar aquello que les rodea, fachadas en las que escalar y jugar y que forman parte del mismo espacio de aprendizaje, centros formativos ubicados alrededor de un elemento relacionado con la naturaleza (por ejemplo, un árbol), etc.
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