La compañía considera que medidas como la aprobación del mapa oficial del radón, el Plan Nacional contra el Radón de 2024 y la reciente Instrucción IS-47 del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) suponen un paso importante hacia la protección de la salud pública, aunque llegan tarde en comparación con otros países europeos.
Coincidiendo con el Día Europeo del Radón, Molins propone seguir el ejemplo de países como Reino Unido, Islandia o Suecia, donde la medición y el control de este gas están plenamente integrados en la normativa de construcción y vivienda desde hace más de una década. En muchos de estos países, los sistemas de prevención se aplican tanto en edificios nuevos como existentes, con niveles límite de referencia menores (200 Bq/m³) y con obligaciones específicas en las zonas con mayor concentración.
En España, según estimaciones del negocio Construction Solutions de Molins basados en datos del CSN, más del 20% de los municipios supera los límites permitidos por estándares internacionales (300 Bq/m³), con concentraciones que en algunos puntos triplican ese valor de referencia. Galicia lidera con el 91% de sus municipios clasificados como de actuación prioritaria, seguida de Extremadura (78%) y la Comunidad de Madrid (59%). En cambio, comunidades como el País Vasco, la Comunidad Valenciana, La Rioja, Baleares o Murcia presentan niveles moderados con los actuales límites, pero se recomienda no bajar la guardia.
En este sentido, el CSN ha lanzado el 1 de octubre la primera campaña nacional de medición del gas radón, que se desarrollará hasta mayo de 2026 en 1.700 municipios prioritarios. El objetivo es evaluar y controlar la exposición en centros de trabajo, especialmente en plantas bajas y espacios bajo rasante, donde las concentraciones son más altas. Las mediciones, que deben realizarse durante los meses fríos para ser representativas, se efectúan con detectores pasivos de larga duración gestionados por laboratorios acreditados, cuyos resultados servirán para actualizar el mapa nacional de potencial de radón.
Molins explica que en estos espacios, las mediciones deben mantenerse al menos de tres meses a un año completo. Si se detectan niveles elevados, el código técnico, en el apartado DB HS6 marca las medidas adecuadas que se pueden tomar para la mitigación del gas, que pasan desde ventilación, sellado, membranas, espacios ventilados o descompresión del terreno, sistemas constructivos específicos, tanto en obra nueva como en rehabilitación.
En la actualidad, más de 4.000 municipios españoles están afectados por el gas radón, un enemigo invisible que se origina de forma natural en el subsuelo por la desintegración del uranio. Este gas es incoloro e inodoro, puede acumularse en espacios cerrados alcanzando niveles peligrosos para la salud. La OMS lo considera la segunda causa de cáncer de pulmón en el mundo, y la primera entre personas no fumadoras, con más de 1.500 muertes anuales en España.
El reto ya no está solo en medir su presencia, sino en actuar para evitar que entre en los espacios donde más tiempo pasamos. La normativa recomienda combinar una barrera física que impida el paso del gas con una solución que facilite su evacuación, evitando su acumulación. En esta línea, el negocio Construction Solutions de Molins propone frenar la filtración del radón con sistemas de impermeabilización y aislamiento que impiden su entrada desde el terreno y refuerzan el sellado de los puntos vulnerables. Aplicables en obra nueva o rehabilitación, cumplen con el Código Técnico de la Edificación, garantizando una protección eficaz frente a este riesgo ambiental.
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