Hace poco, en una conversación y al amparo del término “construcción industrializada”, surgió un interesante debate: por un lado, hasta dónde entendemos qué es “construir de forma industrializada” y por otro, “cuál es el reto de industrializar la construcción”.
Genéricamente, entendemos como industrializar fabricar a escala bienes de forma eficiente y segura, mediante tecnología y procesos innovadores de automatización, digitalización y robotización, de forma planificada, controlada y sostenible (también en términos de rentabilidad).
Si trasladamos este concepto a la construcción de edificios se trataría de construir a partir de un sistema prediseñado y escalable, adaptado previamente al proyecto, fabricado en una planta donde se integrarían en el proceso industrial otros elementos del edificio (instalaciones, carpinterías aislamientos, acabados, etc.). Una vez constituido el conjunto, se trasladaría y ensamblaría de forma planificada en obra. Son así los sistemas modulares 2D y 3D o volumétricos.
Pero también podemos construir edificios a partir de todos aquellos materiales y productos, fabricados también mediante procesos industrializados, adaptados individualmente al conjunto del proyecto, si bien integrados posteriormente en el edificio en obra. Y desde otro ángulo, también podría contemplarse la combinación de diferentes tecnologías constructivas complementarias, como son los sistemas industrializados en madera, acero y hormigón.
Podríamos pensar por tanto que, el éxito de la construcción industrializada estaría en la maximización de la integración de procesos en fábrica, es decir, cuantos más trabajos se integren en una fábrica menos hay que realizar en obra y por tanto, más sentido cobra el término industrialización.
Pero esta maximización puede no ser lo más eficiente, en realidad habría un balance óptimo entre lo que es posible y eficiente integrar en una planta industrial y su adaptabilidad al proyecto constructivo de forma rentable.
La industrialización de cualquier sector o de la fabricación de un bien está relacionada con la eficiencia, en cómo hacemos las cosas -aplicando y maximizando la tecnología y los medios disponibles- para conseguir el balance más optimo y rentable.
Actualmente, y después de muchos años, se dan circunstancias favorables que están haciendo que la industrialización de la construcción despegue finalmente y que son las siguientes:
En resumen, construir de forma industrializada presenta grandes beneficios, en términos de eficiencia, con plazos y costes controlados, mayor calidad, seguridad y sostenibilidad, aumentando también así la vida útil de los edificios con menores costes de mantenimiento, y por tanto también en términos de rentabilidad.
Finalmente, me gustaría destacar cómo la industrialización de la construcción contribuye al refuerzo y modernización del tejido industrial. A más industria, más progreso, estabilidad y futuro. Necesitamos del respaldo de las administraciones y el sector financiero para construir de forma industrializada, porque sin duda es una forma mejor, más rentable y accesible de construir y los ejemplos que surgen por todo el territorio nacional son la mejor demostración de ello.
En Cemex estamos comprometidos con una construcción más innovadora sostenible y circular, aportando materiales con menor huella de carbono, hormigones de altas prestaciones, líneas de aditivos y morteros específicos, soluciones prefabricadas de alto diseño tecnológico, o soluciones de 3D printing facilitada por nuestra tecnología exclusiva de aditivos DFab.
La construcción industrializada es uno de nuestros verticales estratégicos con un alto crecimiento, que desarrollamos a través de nuestra unidad de negocio de Soluciones Urbanas, y también desde Cemex Ventures con nuestras inversiones en startups innovadoras.
Nombre | Fernando Izquierdo |
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Empresa | Head of Industrialized Construction |
Cargo | CEMEX – Urbanization Solutions EMEA |
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